martes, 26 de abril de 2011

11:11

Siempre tuve una relación extraña con el reloj, fue mi secreto durante años. Un día en un restaurant vegetariano decidí que, al fin y al cabo, no era algo tan grave. No hay que ocultar lo que uno es. A lo sumo alguien se  puede asustar, pero la gente se asusta de todo hoy en día. Yo me asusto de todo, bueno, ya no, pero me asustaba. Hoy tengo menos miedos, sobre todo al reloj, que antes era mi secreto. Hoy no lo es.
Las 11:11.
¿Cuándo fue la primera vez? lo recuerdo bien, las 11:11 se cargan cada vez de más recuerdos. Son mi momentoespecialentretodaslasformasposiblesdelreloj. Me gusta, sí, me gusta. No se bien qué, hasta hace poco me conformaba con menos cosas que me gustaran, hoy tengo que compensar. Aquel día no eran las 11:11, pero lo fueron antes y después. Lo fueron cuando tomaba mate y nombraba cosas que no quiero escribir, aparecieron con amigos, con mi madre, en soledad. Con la soledad.
Am, pm, am, pm... y así.
Ya no son las 11:11, pero lo fueron, hace no mucho. Te hablé pero no te conté mi secreto del reloj, no aún, pero lo haré.

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