sábado, 21 de mayo de 2011

Noche

Realmente no se qué escribir, el sueño huyó hace rato y el aburrimiento me desespera. La noche antes me sentaba mejor, ahora es melancolía y no tengo ganas de seguir.
Poseedora de una mente en blanco pero asqueada de colores, miro a mi alrededor buscando inspiración, pidiendo ayuda. Me invade la contaminación visual, y aún así no puedo ver nada. No tengo ganas de ver, parece.
Si quisiera, sería fácil, con sólo una llamada. A vos o a esos tantos vos que andan por ahí. En mi vida son todos igualmente anónimos. No me importan (perdoná la crueldad) ni un poquito.
La indiferencia llega después del enojo, de la tristeza, pero con blancos diferentes. Es eso, te doy indiferencia porque mi Eros se escondió bien adentro para secar sus venas, bien bien secas y sin gritar. Pobre Eros, cierro los ojos y lo veo vomitando un Thanatos no tan freudiano pero más mío. Que no me hablen de las pulsiones, el inconsciente parece más ordenado que la realidad, ahí hay equilibrios, sistemas e interjuegos. Acá todo es arbitrario.
Los Minotauros de mi ciudad usan jeans y van por calles rectas, pero aún así me pierdo porque mi Ariadna se fue a comprar algo al kiosco. Debería avisarle que se inventó la moneda, pero no tengo ganas. Me voy a dormir, que se joda por anacrónica.
Buenas noches, Victoria (no a mi, sino a vos). Buenas noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario